NOOX TICOPÓ
HISTORIA Pertenece al municipio de Acanceh y se localiza a medio kilómetro de la carretera Mérida-Valladolid y a dieciséis kilómetros del anillo periférico.
Hacienda ganadero-maicera desde la segunda mitad del siglo XVIII. Sin embargo, el primer propietario registrado – correspondiente a su etapa henequenera- es el señor Ricardo Molina Hubbe. Durante 1918 la hacienda es adquirida por Avelino Montes.
Posteriormente la hacienda es vendida al señor Lorenzo Peón cuyas iniciales y fecha de 1930 registra la chimenea de la casa de máquinas. Tiempo después la hacienda le perteneció a la señora Teresa Molina de Casasús cuyos hijos Francisco y Joaquín la heredan. A partir de 1950 la hacienda es administrada por el señor Jorge Arcila Negroe quien la compra en 1975.
Los edificios principales y el área de vivienda para peones están bien delimitados en Ticopó. En el interior de un gran espacio cuadrangular se aprecia un eje central entre su acceso y la fachada sur de la casa principal. Otro eje transversal que conduce al caserío de los peones y a los planteles. Tres importantes edificios comparten el conjunto: la capilla, la casa de máquinas y desfibradora y las bodegas. Estos edificios se articulan funcionalmente a través de una gran plaza. La casa principal data de 1788, y su arquitectura no contradice este dato pues corresponde a la tipología propiamente colonial: se compone de un solo volumen con dos niveles; espacialmente se desarrolla según el esquema longitudinal – simétrico en “C” típico de la hacienda ganadera; formalmente, existe correspondencia con la simetría en la planta. ésta se logra con apoyo en la disposición de los vanos, y la ubicación del acceso justo en el punto central del conjunto. Esta centralidad se enfatiza aún más con elementos como: el pórtico centrado, la arcada impar de medio punto sobre columnas, la escalinata de doble rampa y la espadaña ubicada en la parte superior del edificio coincidente con el eje de simetría.
La casa de máquinas a diferencia de la casa principal, fue una edificación del período porfiriano, pero que se apegó estrictamente a sus necesidades funcionales industriales con estructuras de mampostería en sus muros y vigas metálicas, rieles y vigas de madera en su techumbre. Formalmente produjo un doble efecto de solidez y ligereza, destacando, como es típico en estas edificaciones el área donde se efectuaba el desfibrado de henequén.